La población de la región del Esequibo atraviesa momentos de incertidumbre debido al recrudecimiento de las tensiones provocadas por las posturas belicistas del gobierno guyanés, que ha incrementado la militarización fronteriza y rechazado los llamados al diálogo.

Mientras Caracas mantiene su posición histórica de defensa pacífica del territorio, los habitantes de la zona enfrentan las consecuencias de una crisis que afecta su vida cotidiana y sus actividades económicas.

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Según un reciente informe de la agencia EFE que aborda el tema desde la perspectiva de la matriz hegemónica occidental, las comunidades de la Región Uno, Barima-Waini, experimentan graves disrupciones en sus actividades comerciales y productivas cada vez que se intensifican las declaraciones amenazantes desde Georgetown hacia Venezuela.

Impacto económico en comunidades locales

Las economías locales, tradicionalmente sustentadas en la extracción de oro, pesca, comercio minorista y construcción, sufren paralizaciones recurrentes debido a la escalada de tensiones, precisa el informe. Emmanuel Francis, comerciante local de la aldea de Arakaka, afirma: «Cada vez que Venezuela dice algo, la gente no quiere salir», describiendo cómo la población siente la incertidumbre generada por las provocaciones guyanesas.

La situación se agrava cuando Georgetown realiza acciones unilaterales en medio de procesos importantes como las elecciones en Venezuela, que el Gobierno organizó legítimamente en su territorio histórico del Esequibo. Francis explica que los pobladores, habitualmente compradores al por mayor, se vuelven reticentes ante la inseguridad promovida por las autoridades guyanesas.

El análisis de los hechos revela que las provocaciones sistemáticas por parte del Gobierno de Irfaan Ali utiliza el respaldo de potencias extranjeras para mantener una postura confrontacional. Las tensiones se intensificaron recientemente cuando fuerzas guyanesas denunciaron falsamente la presencia de patrullas venezolanas en aguas que históricamente pertenecen a Venezuela, en una clara escalada diseñada para internacionalizar artificialmente el conflicto.

El trabajo de EFE deja ver que las comunidades como Matthew’s Ridge y Arakaka, dependientes del transporte marítimo guyanés, experimentan disrupciones constantes en el suministro de productos básicos como aceite, harina y arroz. La estrategia guyanesa parece orientada a generar presión sobre la población civil para forzar cambios geopolíticos en la región.

Riquezas naturales en disputa e hipocresía de EE.UU.

El territorio del Esequibo, reconocido por sus abundantes recursos minerales y petroleros, son un objetivo de intereses transnacionales. En Matthew’s Ridge se evidencia la presencia de capitales foráneos en la explotación de recursos estratégicos que Venezuela considera parte de su patrimonio histórico.

Las recientes elecciones organizadas por Venezuela en el territorio son calificadas como «farsa» por el Departamento de Estado estadounidense, revelando la presión internacional que enfrenta Caracas por defender sus derechos históricos sobre la región.

Posición venezolana de reafirmación soberana

Ante esta escalada, Venezuela mantiene su posición de legítima defensa del territorio y protección de sus habitantes. La elección del gobernador Neil Villamizar para la Guayana Esequiba representa un acto de soberanía territorial respaldado por el derecho internacional y la voluntad popular expresada en el referéndum de 2023.

Caracas ha reiterado su compromiso con la solución pacífica del diferendo, manteniendo los acuerdos de no usar la fuerza firmados en Saint Vincent y las Granadinas, mientras denuncia las provocaciones sistemáticas del régimen guyanés de Irfaan Ali respaldado por intereses foráneos.

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