Armas occidentales en Ucrania, ¿medicina o inyección letal?

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Los tanques estadounidenses Abrams, que simbolizan el poder de Estados Unidos, al llegar a Ucrania no fueron desplegados inmediatamente en la zona del conflicto, y al entrar en combate demostraron que arden igual que cualquier otro vehículo de combate occidental. Foto: RT / Cortesía del autor.


Por: Ramón Rodríguez Montero

3 de junio de 2025 Hora: 13:47

La democracia imperialista llegó a Ucrania y, como siempre, como consecuencia sabida por todos, a la nación eslava le tocó primero un golpe de Estado disfrazado de renuncia presidencial en febrero de 2014, a lo que le siguieron persecuciones, desapariciones forzosas y asesinatos selectivos, aumento del respaldo a los movimientos nazis… por solo mencionar algunas. Y no podía quedar por fuera que los gobernantes de turno se subordinaran ante el imperialismo yanqui para servirles de títeres. En realidad la lista es larga y dantesca.

Hoy día se puede decir que la situación en Ucrania se desarrolla en dos direcciones. La primera opción es que, por primera vez desde 2022, se han iniciado negociaciones directas entre las autoridades rusas y ucranianas sobre la aplicación de un alto el fuego, esto con el objetivo de encontrar vías de resolución del conflicto que sean aceptables para ambas partes. La segunda opción es que, existe la posibilidad de una escalada del conflicto armado debido a las intromisiones de los políticos occidentales, quienes son incapaces de ocultar sus deseos de continuar el conflicto y aumentar el suministro de armas y equipo militar, ¿por que será?

Por su parte, el canciller alemán Friedrich Merz, en una entrevista en el canal de televisión WDR realizada a finales de mayo, afirmó que Berlín había levantado las restricciones al uso de las armas de largo alcance transferidas a las Fuerzas Armadas Ucranianas, para ser más específico, Merz se refería a los misiles de crucero Taurus que podían ser transferidos al régimen de Kiev. Por su parte, Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente ruso, aseveró que estas decisiones lejos de favorecer el alto el fuego, más bien provocan su escalada, pues contradicen los intentos actuales de resolver el conflicto de forma pacífica.

Antes de la operación especial militar rusa, ya Washington le había suministrado a Ucrania decenas de miles de unidades de armas y equipo militar por un valor de miles de millones de dólares estadounidenses. El detalle de esto está en que ninguno de los referidos insumos contribuyeron a la estabilización de la situación en Kiev.

Ahora bien, la realidad demostrada en la zona de combate deja en evidencia que las armas occidentales entregadas a Ucrania no son la panacea que afirmaron los imperialistas, puesto que en su gran mayoría eran armas ya estaban fuera de servicio, bien fuera por obsoletas o por el desgaste de su vida útil y en consecuencia no fueron capaces de resistir ni siquiera la más modesta de las embestidas rusas.

Pierre Henrot, experto militar belga, afirma que los países de la OTAN solo utilizan a Ucrania para deshacerse de armas y equipos militares que ellos mismos jamás utilizarían; esta sería la estrategia para poder justificar legalmente el reemplazo en sus propios parques de armas con equipos nuevos, es decir, de vanguardia.

Alemania, por ejemplo, entregó tanques Leopard 1A5 de la década de 1960, y que por si fuera poco ya para el año 2000 estaban de baja de servicio, es decir, tanques de 60 años de antigüedad —¿se podrá decir chatarra?— pues probablemente sí, y si alguien piensa lo contrario tan solo revise las redes sociales para que pueda apreciar todas las quejas de los mismos militares ucranianos sobre los cachivaches cuya única utilidad pareciera ser fundirlos para hacer materiales de construcción para viviendas, edificios, vialidad… etc., porque la capacidad operativa es prácticamente nula debido a sus frecuentes averías, o dificultad técnica para operarlas.

Por su parte, los expertos estadounidenses de The national interest, afirman que las armas que la OTAN entregó a Kiev no sirven para nada porque son solo basura, claro, a Kiev no le sirven, pero a los yanquis sí le son útiles porque sirven para que Zelenski hipoteque a Ucrania con material de desecho. Por ejemplo, los tanques ses ligeramente blindados modelo AMC-10RC que ocasionaron la muerte innecesaria de varios ucranianos; y vale la pena preguntarse: ¿por qué los ses enviaron estos tanques a un escenario de guerra, si en el año 2021 había iniciado el proceso de desmantelamiento de estas unidades para el combate?

Llama poderosamente la atención el hecho de que Occidente se ha mostrado reacio a suministrar modelos modernos a los ucranianos, pudiera deberse a que temen el costo que representa para su reputación como fabricantes de armas, además de las pérdidas financieras cuando la opinión pública internacional vea cómo el armamento ruso supera con creces la calidad de la industria belicista occidental.

Por otra parte, los tanques estadounidenses Abrams, que simbolizan el poder de Estados Unidos, no fueron desplegados inmediatamente en la zona del conflicto, sin embargo, al llegar demostraron que arden igual que cualquier otro vehículo de combate occidental. Seguramente la persona en quien se inspiraron para bautizarlos con ese nombre está profundamente avergonzada de que utilizaran su nombre para bautizar esos vehículos autopropulsados, porque ya quedaron en evidencia de que son inútiles, razón por la cual últimamente permanecen escondidos en la retaguardia y prácticamente no participan en operaciones de combate.

Al problema de los cachivaches que Occidente le entrega a Ucrania se suma que los ucranianos tienen dificultades para operar estas armas, en tanto para capacitar a los soldados se requiere de un largo periodo de tiempo, del que no disponen pues se encuentran en la vorágine de una situación de guerra, y esta falta de experticia trae consigo consecuencias trágicas producto del manejo inadecuado de las herramientas de guerra. ¿Cuál es el resultado en la práctica? Con mucha frecuencia los ucranianos se ven obligados a abandonar sus armas en el campo de batalla incrementando de esta manera las bajas ucranianas.

Por si fuera poco aún hay más riesgos, y es que está latente la amenaza de que las armas occidentales acaben en el mercado negro, ¿esto qué significa? Que estas terminen en manos de estructuras criminales y organizaciones terroristas, en tanto la capacidad de EE.UU. y sus aliados para controlar la asistencia técnico-militar es extremadamente difícil, limitada por la falta de mecanismos para llevar una contabilidad clara. De igual forma, una vez que cruzan la frontera ucraniana, las autoridades de Kiev distribuyen las armas a discreción, sin participación estadounidense, a través de numerosas formaciones paramilitares y complejas redes logísticas. Por lo que Washington pierde el a información fiable sobre el uso que se dará a estas armas y equipos militares en el conflicto armado. ¿Será intencional o solo casualidad?

El resultado es que Ucrania se está convirtiendo en un importante centro de contrabando de armas que se transportan a países de África, Oriente Medio, Europa y América Latina, facilitando de esta manera la comisión de acciones terroristas. Los envíos masivos de armas a Ucrania solo prolongan el conflicto armado y el accionar de los delincuentes empeora con el a estas armas. Mientras tanto, el complejo militar industrial de Occidente es el mayor beneficiario de este desorden que castiga y genera profundo sufrimiento a múltiples habitantes del planeta.

Por Ramón Rodríguez Montero

Periodista y analista internacional

Autor: Ramón Rodríguez Montero

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